UN BUEN APRENDIZAJE
Hace algunos años,
cuando Mariana cursaba el quinto grado de primaria, uno de los aprendizajes más
útiles y significativos que obtuvo fue el de aprender a sacar el porcentaje, fue algo significativo
porque entender el mundo de la proporción y la estadística a través del
porcentaje, le permitió trabajar desde esa temprana edad; no se imaginaba que
podría calcular proporciones, salarios, impuestos, suministros entre otras
actividades que desarrollaba en el ámbito de la empresa donde trabajaba;
además, en casa siempre le gustó la cocina, para lo cual las proporciones y
porcentajes le fueron siempre muy útiles. Recuerda ella que su profesor Lorenzo,
un profesor no tan joven, pero con una paciencia enorme, le enseñó que para
sacar un porcentaje el procedimiento era que: 1 correspondía siempre al 100%, y
cuando quisiera saber el porcentaje sólo habría que multiplicarlo por la
fracción en decimales que deseara, correspondiente al porcentaje, como
ejemplo: para obtener el 16% de 1000: 1000/1.16= 137.93 donde debía
ser cuidadosa sobre el razonamiento de obtener, que significaba derivar de los
1000 el 16 por ciento, es decir 1000 como totalidad; y cuando nos pedía que
calculáramos el 16% “sobre” los 1000: era 0.16*1000= 160, lo cual significaba
que el cálculo era sobre esos 1000.
Para
mí la resignificación, de acuerdo a la concepción de Berger y Luckman se
representó en la acción de reinterpretar el aprendizaje de la regla de tres
(como la situación social) y volver a darle un valor interpretativo al
interiorizarlo y reproducirlo en las actividades cotidianas laborales y
escolares; donde adquirieron un nuevo sentido, cuando se utiliza de forma
práctica y se reproduce en los diferentes entornos a donde llevé ese
aprendizaje.
A partir de esa
identificación le explicaron a Mariana la regla de tres, cuyo procedimiento le
permitió simplificar el razonamiento de la obtención de los porcentajes y el
comportamiento fraccional de los números. El trabajar con la regla de tres
a partir de las bases del profesor Lorenzo, le permitió a Mariana trabajar
diferentes aplicaciones matemáticas en diversas necesidades laborales,
escolares, profesionales, etc.
Referencias:
Schütz,
Alfred y Luckmann, Thomas. Las estructuras del mundo de la vida. Amorrortu
Editores. Buenos Aires. 1973
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